lunes, 17 de febrero de 2014

Alma herida, hundida, confusa, suicida…

Nunca supo que estaba bien ni que estaba mal, siempre tan tranquila, confiada, con una aparente estabilidad.

Pensando que lo tenía todo, que no le faltaba nada. Con miedo a perder, a no saber disfrutar.

Cometió errores que no supo como reparar, huyó, volvió, y se retiró al final.

Lastimó, mató, produjo oscuridad, revolvió su mundo y el de los demás; no supo frenar, se dio por vencida y se intentó entregar.

No fue bien recibida en ese nuevo mundo feroz, intranquilo, cauteloso, con miedo a fallar, a no saber perdonar.

Dio un paso hacia atrás, pero no regresará, no quiere causar mas daño ni lastimar más.

Renacerá de nuevo de la oscuridad cuando aprenda que con miedo no conseguirá ganar. Cuando se arriesgue a vivir sin necesitar de nada mas que de su fuerza, confianza, valentía y bondad.

Que no dependa de nadie para alcanzar la tranquilidad, que brille con la luz propia que tiene, aunque ahora apagada está.

Que no hay límites para el que sueña, que cada día se aprende más. Que de las tinieblas se sale, que lo mejor está por llegar.

martes, 17 de diciembre de 2013

Me concedo


1. Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien soy, en lugar de creer que debo esperar a que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.

2. Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.

3. Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.

4. Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.

5. Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me de el permiso para obtenerlo.

Estos cinco permisos esenciales condicionan nuestro “ser persona”. Y ser persona es el único camino para volverse autodependiente.

Porque estos permisos me permiten finalmente ser auténticamente quien soy.

“El camino de la Autodependencia”
JORGE BUCAY

lunes, 9 de diciembre de 2013

La invitación


No me interesa saber a que te dedicas.

Quiero saber qué es lo que añoras y si te atreves a soñar o alcanzar lo que tu corazón ansía.

No me interesa saber que edad tienes.
Quiero saber si te arriesgarás a parecer una loca por amor, por tus sueños, por la aventura de estar viva.

No me interesa saber que planetas están cuadrando tu luna.

Quiero saber si has tocado el centro de tu propia pena. Si has estado abierta a las traiciones de la vida o te has vuelto marchita y cerrada por miedo a más dolor.

Quiero saber si te puedes sentir con dolor, tuyo o mío, sin moverte para esconderlo, diluirlo o arreglarlo.

Quiero saber si puedes estar con alegría, tuya o mía, y si puedes danzar libremente y dejar que el éxtasis te llene hasta las puntas de los dedos de tus manos y de los pies, sin advertirnos de ser cuidadosos, ser realistas o recordar las limitaciones de ser humano.

No me interesa si la historia que me estás contando es verdad, quiero saber si puedes desilusionar a otros por ser sincera contigo misma, si puedes resistir la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma.

Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto confiable.

Quiero saber si puedes ver belleza hasta en los días feos, y si puedes nutrir tu vida desde la presencia de Dios.

Quiero saber si puedes vivir con fallas, tuyas y mías, y todavía pararte en la orilla del lago y gritar a la luna llena plateada…¡Si!

No me interesa saber dónde vives, ni cuánto dinero tienes.

Quiero saber si te puedes parar después de una noche de pena y desesperación, débil y moreteado hasta los huesos, y hacer lo que necesita estar hecho para los niños.

No me interesa saber quien eres, ni porqué estás aquí.

Quiero saber si te puedes parar en el centro del fuego conmigo sin encogerte.

No me interesa dónde, qué, o con quién has estudiado, quiero saber si te sostienes desde adentro cuando todo se cae a tu alrededor.

Quiero saber si puedes estar sola contigo misma y si verdaderamente disfrutas la compañía que mantienes en tus momentos de soledad.


Khalil Gibrán

domingo, 23 de junio de 2013

Aún así, sonrío


Fingir que todo esta bien. Dormir para no pensar y terminar pensando más de la cuenta. Ahogar los pensamientos en miles de recuerdos sin sentido. Nadie ha dicho que tomar decisiones es fácil. Y mucho menos cuando hay tanto en juego de por medio.

Somos humanos, muchas veces hablamos sin pensar, herimos sentimientos creyendo que tenemos la razón, que nosotros somos las victimas, pero nos cuesta colocarnos en el lugar del otro. Somos tan egoístas.

A veces callamos, llenamos nuestra alma de odio, hasta que llega el momento en que no podemos más, explotamos, y es mucho peor que haber hablado en el momento.

Una de las cosas más difíciles para algunos es hablar de nuestros sentimientos, muchas veces porque no confiamos en nadie, o intentamos ser fuertes. Pero no lo somos, en realidad somos débiles.

Dejamos pasar muchas cosas de la gente que amamos, perdonamos y  fantaseamos con que todo estará bien, que el amor lo arreglará todo. A veces aunque duela, el amor no es suficiente.

No podemos cambiar a nadie ni intentar hacerlo, cada quien cambia por que quiere y lo hace a su manera.

No siempre se puede tener la razón, tal vez no la tengas en estos momentos o tal vez si, cada quien tiene su punto de vista y percepción de las cosas. Cada cabeza es un mundo.


Es difícil aceptar que fallamos, es difícil aceptar un adiós, pero si dos no están en la misma sintonía no pueden ir por un mismo camino.